lunes, 12 de enero de 2009

MI ABUELO




Entre las figuras importantes a lo largo de mi vida, ha sido sin duda mi Abuelo o el Abuelito Julio, mejor dicho. Tengo los mejores recuerdos a lo largo de mi niñez y parte de mi adolescencia, junto a él y mi querida Abuelita Menita.


La casa grande, muy grande, donde siempre estaba llena de gente conocida dando vueltas, una casa antigua, en una de las calles céntricas de Melipilla. La puerta siempre abierta y la figura de mi abuelo sentado en un sillón, al final del pasillo de entrada.


Su vida estuvo marcada por enfermedades, o comenzó el declive de su salud, cuando yo comenzaba a darme cuenta con más claridad de su existencia. Una figura imponente, segura, con desición, de rostro amable en muchas ocasiones, y en otros un rostro con cierta severidad.


Fuimos complices, de sacar helados caceros hechos por mi abuelita, con sabores de ciruela, leche con frutilla, o café con leche, sacándolos a hurtadillas, para nosotras y para él, porque era goloso, pero no podía tomar más de uno!!!.


Recuerdo que sentados en el living, escuchabamos las canciones de Pedro Vargas, o de Débora Velasquez, que cantaba "eran cien ovejas" con una voz inigualable, o también escuchar a un cuarteto de voces varóniles, que cantaban a capella, pero que no recuerdo el nombre. Y para que hablar de los clásicos navideños, discos con la música de Austria, Alemania o Suiza, que me hacían soñar con una navidad nevada, lejos de nuestra realidad calurosa. Discos que se ponían en un moderno toca discos, en que mientras se escuchaba uno, el otro se suspendía esperando su turno, hasta que al terminar el primero, el otro bajaba, ufffffffffffff una maravilla de la modernidad, de hace mucho tiempo atrás, hoy casi eso parece una verdadera antigüedad.


Mi abuelo que tenía un hablar claro, una voz que aún suena en el recuerdo de mis oídos, un hombre de reflexiones, de sobre mesa y largas conversaciones, con un sentido del humor equilibrado, con capacidad de tener a muchos cautivados por su carácter y personalidad.


Me sorprendía en la navidades, trayéndo con cuidado, sus juguetes preferidos, era un deleite escuchar su risa, asi que el momento se volvía mágico. Sus dedos dando cuerda a un viejito pascuero, que galopaba sobre su reno, si, un chucaro reno dando brincos por la mesa despúes de la cena, una tradición que duró hasta que él no estuvo más con nosotros y sus juguetes quedaron siempre guardados. También había un perrito, con su campanita, dando ladridos y que hacía hartas gracias, a mi abuelito le gustaban los juguetes a cuerda y tenia varios de ellos. La navidad era una perfecta ocación para volverse niño nuevamente.


Creo que nadie mas en la vida me ha llamado como él lo hacia "Mi negrita linda" y a nadie más tampoco le otorgaría ese derecho, que sólo él tenia.


Siendo niña de unos seis u ocho años no recuerdo bien, me gustaba estar en su oficina, cuando se podía, y jugar a que era su secretaria. La cantidad de libros en la vitrina, los papeles, los archivadores y cuanta cosa curiosa sobre el escritorio, eran para mí suficiente para cubrir mi cuota de curiosidad, fotos enmarcadas, en gruesos y hermosos marcos, un quijote de la mancha, que yo miraba por horas y que en mas de una ocación utilice para algun juego. sillas giratorias enormes de madera y cuero, tintas, sobres, muchas cosas que captaban mi atencion. Jugar se hacía serio, lo tomaba como un trabajo mas que un juego, contar moneditas, juntarlas por tamaño y valor, y envolverlas en papelitos, por tal trabajo recibiamos con mi hermana unas monedas de pago, pero estirabamos el labio indicando que queriamos un billete, y debo confesar que en mas de una ocación el pago también fue con un billete.


Mi Abuelo Pastor, un hombre agarrado a la mano de Dios, Admiraba sus largas oraciones a cualquier hora del día, o desde el living a su pieza, escuchar su voz entonando himnos, la biblia como una extensión de su mano, estaba siempre presente, al lado de la mesa en el living, en su escritorio, en su mesa de noche, siempre con su biblia al lado. Aveces noté que después de alguna oración, sacaba su pañuelo y secaba sus lágrimas, yo pensaba ¿por qué llora el abuelito?


Su manta cafe, su sombrero, su bastón, sus zapatos impecables, eran sello de su persona, el anillo grueso en su mano, con sus iniciales, y esas cositas graciosas que tenía en los puños de su camisa, colleras, un pañuelo asomando en el bolsillo de la chaqueta, un pasador de perla en la corbata, yo diria que era un hombre de detalles bien cuidados.


Generoso, preocupado por las personas, recuerdo que a media cuadra de su casa, estaba la comisaria, y que en el día pasaba algún carabinero para verle y preguntarle cómo estaba, mostrando respeto a este anciano, que se daba el tiempo para todos. Recuerdo al curita amigable, que venía de la principal iglesia católica de Melipilla, la catedral, y que llegaba a la casa y se sentaba a tener amenas conversaciones con mi abuelo, y que en mas de una ocación nos llevó a dar una vuelta a la manzana, en su bicicleta, un curita absolutamente confiable, era amigo del abuelito.


Me picaba, haciéndome enojar, porque de nietas paradas, me tenía a mí, asi que el juego era molestarme, para que yo le dijera cualquier pachotada, un día fue tanto mi enojo, que le dije bien clarito "!me vai a dejar de molestar huevon!!!!!! y en cuanto lo dije morí!!!!, me sentí podrida, pero él estalló en risa y sus carcajadas se sintieron por toda la casa, enojada y todo al final terminé riendo también.


Sufrimos junto a su cama varios inviernos y otros tantos veranos, vimos al hombre fuerte irse debilitando. Sus oraciones con voz cansada, con pausas, su hilo de voz, tratando de cantar sus himnos favoritos "Oh que amigo nos es Cristo" y otros tantos que se esforzaba por entonar lo mas fuerte posible, casi sin voz, pero con mucha pasión, aveces pedia que alguien lo acompañara, asi que era un hermoso cuadro, escuchar las voces melodiosas resonando por la casa. En algún momento pedia que le leyeran la biblia u oraran con él. Su humildad me conmovía, a sus ochenta y tantos años, pedia que le enseñaran mas de Dios.


Entrar en su habitación, con temor, con respeto, solamente para mirarlo un rato, era mi pasada y la de muchos cuando estaba muy enfermo, de pronto se despertaba o abria sus ojos y me encontraba, me decia venga, sientese aqui y tomaba mi mano. Esa era la interacción que tuvimos en su último tiempo. No era fácil ver a una persona tan amada para muchos y para mí, en aquellas condiciones y por largos periodos.


Mi abuelo marcó mi existencia, y la de muchas otras personas. Puedo decir que piso por donde pisaron sus zapatos, escucho a Pedro Vargas, me encanta la navidad y los juguetes, soy secretaria de profesión, tengo a Dios, el Dios que él me enseño a amar y a adorar, porque no decirlo también, tengo su sordera, y por sobre todo tengo los mejores recuerdos. Te Amo Abuelito Julio.


6 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy buen relato, creo que logras traspasar al lector lo que significo tu abuelo en tu vida, un hombre al cual no conocí, pero que sin duda es uno de los forjadores de la libertad que hoy podemos tener los cristianos de este siglo.

Pericles

Anónimo dijo...

Muy buen relato, creo que logras traspasar al lector lo que significo tu abuelo en tu vida, un hombre al cual no conocí, pero que sin duda es uno de los forjadores de la libertad que hoy podemos tener los cristianos de este siglo.

Pericles

MUMY dijo...

Este relato me encanto, creo que logras traspasar tus vivencias a los lectores, yo a medida que leia cada palabra me transportaba a ese tiempo y lugar, disfrute de las mismas cosas que tu disfrutastes con tu abuelito,fue realmente increible, a el no lo conoci pero por tu relato puedo ver que fue un gran hombre, pastor,esposo,padre, abuelo , amigo y un gran hijo de DIOS.

Ana María Fabio / Araunapeka dijo...

Gracias por sus post, me animan a seguir escribiendo. Que bueno haber podido traspasar nuestras vivencias hasta este tiempo y hasta ustedes los que han leido.
Gracias

Beatrizl10 dijo...

Es muy bello expresar los sentimientos hacia las personas que queremos de la manera en que tú lo haces. Tu abuelito, se sentirá orgulloso de ti, esté donde esté...
Un abrazo.

Ana María Fabio / Araunapeka dijo...

Beatriz, gracias por visitar mi blog, estamos en contacto, compartiendo nuestras historias. Bendiciones.