lunes, 19 de enero de 2009

Cosas de Famosos



Paul Cézanne



Paul Cézanne, no se enteró nunca de que era el "padre de la pintura moderna". Después de treinta y cinco años de incesante labor artística cuyo valor y mérito nadie había reconocido, pasaba los últimos años de su vida en la oscuridad de Aix, regalando con frecuencia obras maestras de su genio a vecinos indiferentes.
Un avisado mercader de obras pictóricas de París reunió varios de aquellos lienzos y abrió la primera exposición de Cézanne. Críticos y artistas se quedaron atónitos ante aquella colección de magníficos cuadros y proclamaron a Cézanne un grande del Arte.
Cézanne llegó a la exposición apoyándose en el brazo de su hijo. Contempló lleno de estupor, sus propios cuadros. Se le llenaron los ojos de lágrimas.
__MIRA__MURMURÓ AL OÍDO DE SU HIJO__MIRA: HASTA LES HAN PUESTO MARCO.

---------------------------------------------------------------------------------
Franz Liszt

El Gran Liszt. A tal extremo le complacía a Liszt la adulación de sus auditorios, que se asegura que el gran músico les pagaba 25 francos a varias mujeres para que se desmayaran en sus conciertos. El desmayo estaba siempre fijado para el instante que precedía inmediatamente al clímax de su trozo más popular. Liszt saltaba de su asiento, tomaba en brazos a la dama desmayada, y dejaba el resto de su auditorio impresionado por la brillantez del trozo musical interrumpido. Hubo, sin embargo, una ocasión en que la dama contratada para desmayarse, se olvidó de hacerlo. Los dedos de Liszt volaban por el teclado, pero no pudo terminar la escala. Entonces él se desmayó.

---------------------------------------------------------------------------------------------------
Henry Ford

Cierto neoyorquino que recorría los talleres de la fábrica de Ford en unión de otros turistas se quedó algo rezagado y se encontró con el propio Henry Ford. Henry Ford le hizo una señal para que se acercara a donde él estaba y, apuntando con el dedo a un automovíl ya terminado, le dijo:
__¿Ve usted este auto? Pues consta exactamente de 4719 piezas.
Maravillado de la capacidad de detalle y la competencia que las palabras del gran industrial revelaban, el neoyorquino, como quien no quiere la cosa, le preguntó a uno de los ingenieros de la fábrica si era cierto que los autos del modelo tal se componían exactamente de 4719 piezas.
__No lo sé, y me felicito de no saberlo__respondío el ingeniero__Mi tiempo es demasiado precioso para malgastarlo en averiguar cosas tan inútiles como ésa.

(Historias sacadas de Selecciones del Reader´s Digest, año 1940)

1 comentario:

Pericles dijo...

Paul Cézanne: Un hombre humilde,
Lizt: Un poquito egocentrico, Ford: Diría que obsesivo
El Ingeniero: Definitivamente práctico e inteligente