lunes, 13 de septiembre de 2010

Ve al refugio!!



Salmo 32:7 "Tú eres mi refugio"


Supongamos que un viajero en un páramo expuesto y solitario se alarma cuando ve avecinarse una tempestad. Busca cobijo. Pero si su ojo discierne un lugar donde esconderse de la tormenta, ¿se queda quieto y dice: «Veo este refugio, y por tanto voy a permanecer donde estoy»? ¿No se dirigirá a él? ¿No va a correr para escapar de la furia del viento y la tempestad? Era «un» refugio ya antes, pero pasa a ser «su» refugio cuando el viajero se esconde en él y está seguro. Si no hubiera entrado en él, aunque podría haber sido protección para otros viajeros que hubieran acudido al mismo, para él habría sido como si no existiera.

¿Quién no se da cuenta al instante, por esta simple ilustración, de que las bendiciones del evangelio son sólo para el que se las apropia al alma? El médico sólo puede curar al que le llama; la medicina sólo puede curar al que la toma; el dinero sólo enriquece al que lo posee; y el mercader de la parábola no habría sido más rico al descubrir que había una «perla de gran precio» si no la hubiera adquirido.

Lo mismo sucede con referencia a la salvación del evangelio: Si Cristo es el «bálsamo de Galaad», aplícate el remedio; si es el «médico», ve a Él; si es «la perla de gran precio»,, vende todo lo que tienes y cómprala; y si es el «refugio», corre a Él y ponte, a salvo; no habrán gozo y paz sólidos en tu alma hasta que Él sea tu «escondedero».


Fountain Elwin

(El Tesoro de David Charles Spurgeon)

lunes, 6 de septiembre de 2010

Señor, dame paciencia...¡ahora! Ups!


El poder de la Paciencia


"Más el fruto del Espíritu es...paciencia" Galatas 5:22


Todos hemos escuchado la oración: "Señor, hazme más paciente...¡¡ahora!!"


¿Por qué la paciencia se evapora cuando llegamos tarde para un compromiso muy importante y quedamos atrapados en un embotellamiento del tráfico? O corremos a la fila del cajero de "10 productos o menos" en el supermercado, ¡sólo para encontrar que alguien delante de nosotros está comprando 16 productos!


Vernos obligados a esperar desata la tensión y hace que nuestra mecha se encienda. Cuando eso sucede, no sólo no podemos ser pacientes sino que se debilita la obra del Espíritu en nuestras vidas.


La paciencia no sólo es una virtud, es un fruto del Espíritu (Galatas 5:22), lo que significa que las demostraciones de impaciencia revelan el agrio fruto de nuestros corazones caídos en vez de la dulzura de Jesús en nuestras vidas. Ya que Dios es un Dios paciente, cuando abandonamos la paciencia perdemos la oportunidad de mostrarle a nuestro mundo la gloria de Dios a través de nuestras vidas.


Las explosiones de impaciencia sólo demuestran que estamos más preocupados por nuestras propias agendas que por las necesidades y las luchas de los demás. Así que, respiremos todos profundamente y alejemos nuestro enfoque de nosotros mismos amando pacientemente a los demás en vez de a nosotros mismos en medio de la tensión.


La paciencia nos da el privilegio de compartir el refrescante fruto de Dios con los demás. JMS


Nuestro Pan Diario Edición anual 2009