viernes, 23 de julio de 2010

¿Se alegra tu corazón y tu alma?

Salmo 16:9 "Por tanto se alegró mi corazón, y se gozó mi gloria; también mi carne reposará segura."


Psalm 16:9 "Therefore my heart is glad and my glory rejoices; My flesh also will dwell securely."


Por tanto, se alegró mi corazón y se gozó mi alma. Su gozo interior era incontenible. Nosotros damos testimonio de nuestro placer en cosas comunes, incluso por la gratificación de nuestros sentidos; cuando nuestro oído recoge una melodía suave, cuando nuestro ojo contempla objetos hermosos, cuando nuestro olfato se recrea en olores agradables, cuando nuestro sentido del gusto se deleita en provisiones exquisitas; y mucho más se deleitará nuestra alma cuando sus facultades, que son de una constitución más delicada, encuentren cosas que son en todos los aspectos agradables y placenteras para ellas; y en Dios las encontrarán; con su luz nuestro entendimiento será renovado, y nuestra voluntad con su bondad y su amor.
Timothy Rogers

sábado, 17 de julio de 2010

¿Temes a la sombra de muerte? ¿Por qué?

Salmo 23:4 "Aunque ande en valle de sombra de muerte, No temeré mal alguno; porque tú estarás conmigo: Tu vara y tu cayado me infundirán aliento."
Psalm 23:4"Even though I walk through the valley of the shadow of death, I fear no evil, for You are with me; Your rod and Your staff, they comfort me."
23:4 Hebrew גַּם כִּי־אֵלֵךְ בְּגֵיא צַלְמָוֶת לֹא־אִירָא רָע כִּי־אַתָּה עִמָּדִ
שִׁבְטְךָ וּמִשְׁעַנְתֶּךָ הֵמָּה יְנַחֲמֻנִי׃

4. Aunque pase por valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno. Este versículo delicioso ha sido cantado por muchos en su lecho de muerte y les ha ayudado a transformar el oscuro valle en claro día en su mente. Cada palabra del mismo tiene una riqueza de significado.

«Si, aunque ande», en que vemos que el creyente no aviva su paso cuando llega la hora de morir, sino que con calma va andando con Dios. Andar indica el avance firme y seguro del alma que conoce la ruta, su fin, y decide seguir el camino, se siente segura, y por tanto está perfectamente sosegada y calmada. El santo que muere no se apresura, no corre como si estuviera alarmado, no se queda quieto como si se negara a seguir adelante; no está confuso ni avergonzado, y por tanto sigue a su antiguo paso.

Observa que no es andando en el valle, sino por el valle. Nosotros vamos a lo largo del oscuro túnel de la muerte y salimos a la luz de la inmortalidad. No morimos, sino que dormimos para despertar en la gloria. La muerte no es la casa, sino el pórtico; no es el objetivo ni la meta, sino el pasaje a la misma. El paso de la muerte es llamado un valle. Y entonces no es «el valle de muerte», sino «el valle de la sombra de muerte», porque la muerte en su sustancia ha sido eliminada y sólo queda de ella su sombra. Alguien ha dicho que cuando hay una sombra tiene que haber luz en alguna parte, y la hay. La muerte se halla junto al camino por el que hemos de transitar, y la luz del cielo brillando sobre el caminante proyecta una sombra a nuestro paso; alegrémonos de que haya luz más allá.

Nadie tiene miedo de una sombra, porque una sombra no puede detener a un hombre en su camino ni aun un instante. La sombra de un perro no muerde; la sombra de una espada no mata; la sombra de la muerte no puede destruirnos. Por tanto, no hay motivo para temer.

No temeré mal alguno. No dice que no haya de haber mal alguno; había ido más allá incluso de esta garantía, y sabía que Jesús había eliminado todo mal; si no «no temeré mal alguno»; como si incluso sus temores, estas sombras de mal, hubieran desaparecido para siempre.
Los peores males de la vida son los que no existen excepto en nuestra imaginación. Si no tuviéramos más que tribulaciones reales, éstas no serían más que una décima parte de nuestras aflicciones presentes. Sentimos mil muertes al temer una; pero el Salmista estaba curado de la enfermedad del temor.
C. H. S.

domingo, 11 de julio de 2010

PRUEBA

Jehová prueba al justo y al impío.

No los aborrece, sólo los prueba.


Charles Spurgeon

lunes, 5 de julio de 2010

No importa, no podrán!

No importa quiénes sean nuestros enemigos, por más que sean legiones en cuanto al número; en cuanto al poder, principados; en sutileza, serpientes; en crueldad, dragones; en ventaja de emplazamiento, príncipes del aire; en cuanto a malicia, maldades espirituales; más fuerte es el que está con nosotros que los que están contra nosotros; no hay nada que nos pueda separar del amor de Dios. En Cristo Jesús nuestro Señor seremos más que vencedores.
Wm. Cowper

jueves, 1 de julio de 2010

La Rutina Religiosa


Me han contado de soldados que se han dormido durante una marcha. He conocido a buena gente que se duerme mientras ora, hasta que parece que sus oraciones no son sino un ronquido piadoso. Repiten las mismas viejas frases sin considerar cuál es su significado. Son como grillos, que siempre cantan la misma nota. Muchas oraciones son como las cuentas del almacenero: ídem, ídem, ídem. Las mismas peticiones son como de costumbre. Los labios del hermano están presentes en la oración, pero su alma está en su casa o en su negocio. Las aspas de su molino giran mientras sopla el viento, pero no muele nada. Salgamos de las huellas de las frases hechas. La rutina religiosa es odiosa, y sin embargo con cuánta facilidad caemos en ella.

Charles Spurgeon.